El término “Biblia”, es una
palabra griega que significa “libros”. Con dicho término se designa la
colección de 72 libros sagrados de la religión cristiana. Dichos libros se
dividen en dos grandes grupos, Antiguo y Nuevo Testamento, según sean
anteriores o posteriores a la venida de Jesucristo.
La palabra “testamento” significa
voluntad o disposición, y se emplea para designar la alianza que Dios había
establecido con el pueblo. La alianza anterior a Cristo es la antigua y la que
se establece después es la nueva; por esta razón se llama Antiguo Testamento a
la primera y Nuevo Testamento a la segunda.
El Antiguo Testamento
contiene las tradiciones históricas del
pueblo hebreo, pero sobre todo, las revelaciones divinas hechas a los
patriarcas y profetas. Los libros de esta parte de la Biblia fueron escritos
entre los siglos XV y II a.C. Todos ellos poseen un fuerte tono épico.
La segunda de las dos partes en que se divide la Biblia comprende 27 libros, y se llama
Nuevo Testamento. El nombre se debe a que, a través de Cristo se establece una
nueva alianza entre Dios y los hombres.
El contenido de los libros del
Nuevo Testamento gira en torno a la vida de Cristo, sus enseñanzas y a la
primera difusión de éstas. Jesús nada dejó escrito, la información acerca de su
vida y su obra proviene de sus seguidores inmediatos, los apóstoles y sus
discípulos.
La lengua en la que se hallan
escritos los libros del Nuevo Testamento es la koiné, o sea, el griego común de esa época (siglo I).
La Biblia es una obra literaria
que, como todo texto artístico, tiene su propio universo; sin embargo, la serie de episodios que relata, las
circunstancias que los rodean, las situaciones en las que aparecen los
personajes tan humanos y su problemática, están tan bien captadas, que sin
importar la distancia temporal sigue influyendo en nuestras vidas.