Casi de puntillas, para no hacer ruido y perturbarlo de su incipiente reposo… me muevo lentamente, suavemente… debo llegar a mi humilde rincón donde se encuentra colocado el equipo que me permitirá plasmar palabra a palabra, las frases que pretendo acuñar en este mensaje que quiero dirigirle a mi amigo de toda la vida, mi socio de tantas cosas, al testigo mudo de mis locuras hormonales… a mi gran amigo Genovevo.
Quiero entregarle este momento que considero especial, pleno de alegría, pleno de lucidez… con beneplácito lo comparto a todos ustedes, no importa su origen, ni su color, ni su credo, lo hago saber a quien quiera reconocerlo… se trata de un sencillo homenaje a un ser que cohabita conmigo desde que fui concebido en el vientre de mi madre… nació conmigo y seguramente morirá conmigo…
Amigo mío; pareceré evenflo, pero quiero a través de estas palabras, manifestarte el enorme afecto que nació en mi desde que tomé conciencia de tu existencia, este sentimiento que va de la mano con la complicidad que surgió en el instante justo en que juntos comenzamos a recorrer el sinuoso camino que nos tocó enfrentar… expreso que la sociedad que pactamos en ese momento la mantengo incólume en la memoria, no podrá ser alterada por nadie, de ello, querido amigo, puedes estar seguro, en ese pacto están asentadas las aventuras que una a una fuimos construyendo y disfrutando, algunas con lágrimas, otras con alegría, otras con frustraciones… reconozco que hubieron ocasiones en que bastaba una mirada mía para que tú reaccionaras con inmensa alegría… otras veces sufrimos calor, frío, nervios, miedo y ansiedad… ¿Recuerdas cuánta geografía hemos visitado desde que emprendimos la aventura? Mucha amigo, lo digo sin presunción… podemos, con toda honestidad, presumir que hemos cruzado metralla con “muchos enemigos”, acepto que algunas veces nos fue mal, pues salimos malheridos después de enfrentar cruentas batallas, en otras tantas nos fue de maravilla… ¿Recuerdas? ¡Caramba! ¿Cómo no recordar cuando nos sumíamos en una fría habitación durante nuestra travesía en altamar? Tú entrabas en una especie de depresión… carecías del afecto adecuado y yo a tu lado, presto, para extenderte la mano amiga que en mucho sirvió para mitigar tus desfogues emocionales…
Querido amigo; quiero decirte que sin ti, mi vida no tendría sentido, por eso, cada vez que tengo la oportunidad, me detengo a reflexionar, analizo y concluyo con orgullo… digo para mis adentros que tantas satisfacciones compartidas merecen ser reconocidas…
Hoy siento nostalgia de las historias vividas, las recuerdo intensamente, aún las disfruto y creo que tú también las recuerdas, me lo demuestras con tu vibrante presencia, además de que siempre reconocí en ti a un valiente compañero que pujante entregó lo mejor de sí…
Hoy… es tiempo de detenernos a meditar y hacer un balance de las aventuras nuestras, hoy es hora de patentarte mi amistad imperecedera, es tiempo de hacer un brindis a la lealtad sin réplica y a muchas cosas más querido amigo… querido hermano… querido socio… ¡eres mi orgullo y mi satisfacción! ¿sabes por qué? porque a través de ti he recorrido sin morirme el pleno paraíso…¿sabes viejo? ¡Me gana la nostalgia! ¡te quiero un chingo! ¡No tienes idea de todo lo que siento por ti! Nadie podrá suplirte… me dueles en el alma porque a veces te veo flaquear, tu mirada y tu comportamiento me lo dicen todo, me contagias tu desesperación por mantenerte con alma de guerrero furibundo… te comprendo amigo, no ha sido para menos, han sido muchas las batallas enfrentadas que no nos permiten ya ser los de antaño, pero tampoco podemos rajarnos, sabes que queda mucho camino por cumplir y yo quiero que lo hagamos juntos como siempre… caminemos y dejemos huella, esa huella que nadie podrá cubrir jamás, descubramos el sendero que luminoso nos sonríe y nos invita a pecar y a disfrutar del próximo reto que nos toca vencer… te necesito amigo, quédate conmigo… sabes que solo no podré cumplir con la misión… sin ti, no podré con la responsabilidad de amar a plenitud… ¡Gracias te doy por estar conmigo…!
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