Un verdadero espacio de expresión

Frontera, Centla, Tabasco.

lunes, 28 de marzo de 2011

PRECISIONES SOBRE ARISTEGUI

Pablo Hiriart

No creo ni me gusta el periodismo de Carmen Aristegui. Así lo he escrito en otras ocasiones, pero es bueno repetirlo ante la aureola de mártir que le quieren poner a la conductora.

En este oficio todos cometemos errores. Pero hay errores limpios y errores sucios. Soy de la opinión de que los de Carmen han sido, en su mayoría, de los segundos.

Las distorsiones que ha hecho de casos importantes han sido deliberadas. Ella pertenece a un grupo político que lo mueve el odio a Felipe Calderón porque le ganó las elecciones a López Obrador.

Ya se sentían en el gobierno. Amenazaron a propietarios de medios de comunicación con tomar represalias cuando llegaran al poder porque no les gustaba la línea editorial de conductores con nombre y apellidos.

Tan seguros estaban de ganar, que ya se habían repartido las oficinas en Palacio Nacional. El derrotado candidato había dicho dónde estaría su dormitorio. Perdieron. El golpe emocional fue grande y respondieron con rencor.

A mí tampoco me agrada el rumbo que tomó el gobierno de Felipe Calderón y lo critico. No me gusta en lo político ni en lo social. ¿Para qué inventar debilidades personales inexistentes si la realidad es abundante en materia para la crítica?

La acusación de alcoholismo es una felonía y la argumentación de Aristegui para subir el tema al aire es por demás tramposa. Porque dos diputados sacan una manta con un rumor inventado por ellos, Carmen le exige una respuesta a Presidencia. Es decir, le pide al acusado que responda, en lugar de preguntarle al acusador de dónde saca esa afirmación sobre una persona.

Aristegui pidió que Presidencia le conteste sobre la salud del mandatario, pero ella no aceptó preguntas de los periodistas cuando dio la conferencia de prensa con su martirologio.

Un grupo de periodistas, nucleados cerca de la figura de López Obrador, se siente con derecho de calumniar a quien se les cruce en el camino, pero si tocan a alguno de los suyos o a sus líderes entonces denuncian guerra sucia.

La organización que lidera los apoyos callejeros a Aristegui es el SME, el mismo sindicato que cuelga mantas contra periodistas a los que pone leyendas de “se busca” y convoca a su linchamiento.

¿Qué han dicho Aristegui y sus compañeros de causa ante esas mantas ofensivas que incitan a la violencia contra sus compañeros de gremio?

Nada. Nada dijeron cuando los Panchos Villa, escoltados por la policía capitalina, pusieron sellos de clausura en el periódico Crónica, en 2006. Así es que no vengan a enfundarse en la bandera de la libertad de expresión, que sólo defienden cuando les conviene.

Y ninguna libertad exime de consecuencias cuando se calumnia y se manipula arteramente.

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